30 julio 2006

De amazonas y a caballo en el Paseo Colón


Seis años después de su muerte, Doña María de Borbón y Orleáns, Condesa de Barcelona y madre del Rey de España, contará con una estatua ecuestre en la ciudad de Sevilla. Doña María, que sin ser sevillana de nacimiento siempre lo fue de corazón, llevaba el nombre y el orgullo de la ciudad del Guadalquivir allí donde iba. Nació en Madrid, pocos lo sabían, íncluso hubo algún concejal de la capital de España que quiso nombrarla hija adoptiva de Madrid pese a haber nacido en el Paseo de la Castellana. Y es que Doña María decía ser sevillana.

A la capital andaluza se desplazó con su familia cuando era niña. Eso ocurrió cuando su padre fue nombrado Capitán General de la región Sur. Su casa: en La Palmera, sus veranos entre Sanlúcar de Barrameda y Villamanrique de la Condesa. De ahí su rocierismo y el de su hermana Esperanza. Sus estudios: en las Irlandesas de Castilleja de la Cuesta. Su Señor, el de Pasión, y su equipo: El Betis. Era común verla en todas las manifestaciones de la cultura andaluza y sevillana. Los toros y el caballo, su pasión.

Cuando casó con el heredero al trono español, Juan de Borbón, el exilio fue su vida. Sin embargo, nunca olvidó a Sevilla. Su residencia la llamó como a la Turris Fortissima: Villa Giralda. En esta, su casa en Estoril, recibió siempre al equipo del Betis. Ese día, dicen, hacía vestir al servicio con corbatas verdes. La madrugada del Jueves al Virnes Santo, Doña María no dormía. A Portugal llegaban las ondas de Radio Nacional de España que contaban en directo la Madrugá sevillana.

Cuando su hijo llegó a ser rey y regresó a España, era común verla por Sevilla. No se perdía una corrida de toros en la Maestranza. Acudía a tablaos flamencos o saboreaba unas croquetas en San Lorenzo. Lo mismo se perdía por la Feria que venía a Semana Santa. Era asidua su visita al señor de Pasión, en cuya cripta reposan sus padres. Fiel devota de Sor Angela, que llegó a conocerla en vida, también era vista por su Casa Madre.

Si Doña María hubiese elegido un lugar para casarse, ese hubiera sido la Catedral de Sevilla. Y así se lo hizo saber a su nieta mayor, la infanta Elena. Ésta le prometió a su abuela que el día que se casara lo haría allí. Se debe pues la boda de la Infanta en Sevilla también a Doña María.

Pues en reconocimiento al continuo amor de la Condesa de Barcelona a Sevilla, la Real Maestranza de Caballería, la Confederación de Empresarios de Andalucía y el consistorio Hispalense levantarán en la misma puerta del coso baratillero una escultura escuestre de la madre del Rey. Será realizada por Miguel García, que ya realizó la misma obra para los jardines de la Zarzuela.

Dentro de diez meses lucirá un bronce que mostrará a la madre del Rey montada a caballo, vestida de corto y tocada con un sombrero de ala ancha. Una escultura que guarda un gran silencio pero una gran presencia. Sin duda un sincero homenaje que llenará de hermosura, más si cabe, al Paseo Colón.

28 julio 2006

Ruinas que pronto no lo serán...


Publica hoy la VOZ DE ALMERÍA: "La Audiencia da al Obispado el uso de la iglesia de Las Salinas". Así mismo desglosa que el emblemático templo del Cabo de Gata será rehabilitado y restaurado en breve.

Parece esta pues una buena noticia. La verdad que no sé si del todo. El Partenón tiene el encanto que tiene por ser ruinas de un próspero pasado, lo mismo le ocurre al Coliseo o al foro de Roma. Salvando las distancias, la Iglesia de San Miguel de las Salinas llama la atención por lo que es: una ruina en la inmensidad oscura de la nada del Cabo. Esperemos que la restauración no le reste el misterio y encanto que la hizo ser escenario ideal para el séptimo arte.

18 julio 2006

Ruinas de sal

Ruinas de un próspero pasado,
inhiesta aún perdura la torre,
que sobre el árido paisaje,
blanca de salinas permanece.

Fuerte Eolo que erosiona
esos muros que en otrora
sacro espacio reservaba
a hombres que a Dios buscaban.

Sencillez desafiante de verticalidad,
polo de referencia visual
de un llano que junto al Cabo
a sus anchas desparrama.

A un lado el mar,
al otro la piedra,
a sus faldas el pueblo
viendo subir las mareas.

Ruina que aún en pie estás
que a nadie indiferente dejas,
bienvenida y despedida das
a aquellos que el Cabo besan.


El León de las Indias. Apreciaciones desde Almería. Julio 2006

06 julio 2006

Explicaciones desde Almería


Hace días que no escribo. Mi última entrada parece que generó más incógnitas e incertidumbres que las pretendidas. Fue sólo un adiós a Sevilla. La verdad que muchos de los que me siguen por aquí se quedaron un poco perdidos. ¿Qué significaba aquella despedida?

Pues bien, han pasado ya varias lunas desde aquello y creo que los seguidores del León de las Indias merecen una explicación. Han sido muchas las pistas que se han ido dejando, pero ni yo mismo sabía qué me deparaba el futuro. La verdad que ni ahora lo sé.

El pasado 21 de junio daba desde este balcón al mundo un grito de desesperación. "Es ante las puertas de este estío que me quema donde me postro en la incertidumbre de las incertidumbres: ¿Qué hago con este mi verano?"

Pues ya hay respuestas. No sabía qué hacer con mi vida, con mi futuro. Quería aunque fuera unas prácticas no remuneradas en el verano con tal de volver a tener contacto con la profesión de nuevo. Todo ocurrió el día que la Giralda despertaba a Sevilla con los clarines de las lágrimas de San Pedro. El repique a gloria del campanario que levantara Herman Ruiz, esa TURRIS FORTISSIMA que despertaba a la ciudad, me deparaba un giro de 360 grados. Aquel callejón por el que la algarabía del agua llevaba vida a la judería y el Alcázar, ese fue el marco que quiso ponerme en la tesitura de elegir una opción a toda prisa. Tres caminos que confluían. Un junio atípico, extraño, choques interiores me llevó a cortar por la calle del medio. Quizás el tiempo y la distancia ponga las cosas en su sitio. Callejón del Agua, yo como siempre que me lleve la corriente.

Y la calle del medio me ha traido a Almería. Destino desconocido, ciudad por descubrir, sólo entre las soledades de este desierto que me que me quema. Tiempo para pensar, reflexionar y madurar. Ante mí varios retos: profesionales y personales. Sobre todo un encuentro conmigo mismo, con el verdadero yo, con lo que soy y con lo que quiero ser.

La inminencia de la partida no me dejó despedirme de todos, ni como hubiese querido. La verdad que esta experiencia que ahora comienzo me hace valorar más lo que tenía y no valoraba. Me siento aún más querido porque hay muchos que me haceis más corta la distancia con vuestra voz. Me haceis sentir importante ya que significo para los demás y aunque la soledad me produzca tristeza, saber que cuento con los míos me hace feliz.

No sé como dar las gracias a mis padres. Siempre lo han dado todo por sus hijos anteponiéndolos a sus propias aspiraciones o intereses, siempre me han mostrado su apoyo más incondicional. Saben que me tengo que abrir mi camino y les cuesta. A mí también. Lo están pasando mal. Es el primer gorrión que se les "escapa" del nido. Le dije a mi madre que no se pusiera así, que hacía 23 años que habían cortado el cordón umbilical, y que de prueba ella lo tenía guardadito y seco en una bolsita. Pero sé que no es así sino que sigue existiendo ese cordón pero con una longitud de más de 400 kilómetros. Tampoco puedo olvidar a mi abuela que me despidió con un sobrecito para que nada me faltara mientras entre lágrimas me abrazaba diciéndome que me quería y asegurándome suerte. Y mi abuelo... que el pobre todavía no se entera qn qué ciudad he caído.

Al final me enrollo y no os cuento nada. Que estoy en Almería de corresponsal de TVE para toda la provincia. No sé el tiempo que estaré. La vacante que suplo es de maría, otra sevillana que llegó a Almería con mi misma edad para dos meses y que al final se ha quedado para cuatro años. Ahora empieza mi tiempo y mi aventura. Os seguiré informando.

01 julio 2006

Adios Sevilla


No voy a llorar y decir que no merezco esto,

porque es probable que lo merezco pero no lo quiero.
Por eso me voy.
Que lástima pero adios,
me despido de tí me voy.

Qué lástima pero adios me despedio de tí.