10 abril 2006

Domingo de Ramos


Amarguras...


San Juan le pregunta al viento
a dónde ha ido su Madre,
que se han quedado sus ojos,
sin ojos en que mirarse,
que se han quedando sus manos
suspendidas en el aire,
y se ha quedado sin voz
para consolar la exánime
voz de Amargura, que es voz
de la impotencia más grande.
Se arrepiente de que sea
de cedro inerte su carne,
que fuera Benito Hita,
quien en prisión le encerrarse
creyendo que estaría siempre
junto a la Virgen hablándole,
contemplando su perfil
y el terciopelo granate,
y el oro de la corona
de Cayetano González.
Día a día en el retablo,
cual si el tiempo no pasase,
vivía Juan como atado
al dolor inconsolable,
al Dolor de la Amargura
en su llanto de cristales
hasta que hace tan poco
rompieron el maridaje
que sus dos almas de cedro
tres siglos ha confirmasen.
Tanta pena es la de Juan,
que aún en su mirar subyace,
una desesperación que agobia,
que pincha con dos puñales,
que son del Evangelista
las pupilas de azabache.
Hay una voz temblorosa
que está buscando quien le hable.
Hay un agudo sonido
buscando intervalo en grave.
San Juan de la Palma está
escuchándolo constante.
Prestad atención y oiréis,
como en voz dulce y suave,
San Juan le pregunta al viento
a dónde ha ido su Madre.



(Foto: Ramírez, Texto: Francisco Javier Segura)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este hombre, ¿pregonero para cuándo?

Anónimo dijo...

Buenas.
Genial el reportaje. Pero lo de las farolas ducha de la Plaza del Pan es un crimen... igual que el metro centro que nos van a meter... Todas las ciudades europeas invierten en conservar su imagen, y nosotros, como no podía ser de otra forma, nos la cargamos...