


Es tradición que en los traslados de la Virgen del Rocío desde su aldea al pueblo de Almonte y viceversa, cada siete años, las piezas de orfebrería de la Señora sean portadas por mujeres del pueblo. De este modo son llevadas durante los quince kilómetros que separan estos dos puntos. El recorrido se hace por pesados caminos de arenas.
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