11 marzo 2006

11 M ¿Qué pasó?

Es una pregunta que aún nos seguimos haciendo. La comisión y las investigaciones sobre el 11M ha levantado poca luz por ahora sobre el asunto. La incognita aún permanece. Pero las víctimas no volveran.

Aquel día me levanté como de costumbre. Puse la radio y la jornada no prometía nada más que uno de los últimos bombardeos de cara a las elecciones. Era un día más, de esos que no ocurren nada a lo que merezca la pena prestar atención.

La noticia me llegó estando en la facultad. Un atentado en Madrid. Estábamos en la clase de redacción. Pocos se dieron cuenta de la magnitud porque andábamos entretenidos con teletipos del mes pasado y pensábamos que se trataba de otra actuación más de ETA de la que ya estamos acostumbrados.

¡Que paradoja! Futuros periodistas no se dan cuenta del alcance de la noticia. Mientras que en las redacciones de todo el mundo se recibía el suceso con espanto. Los comunicadores del mañana de la facultad de Sevilla seguían con sus ejercicios de redacción. Para ellos nada fuera de lo común ocurría.

Al salir del aula nos fuimos enterando mejor. Los alumnos inmediatamente se movilizaron. En los televisores del edificio estaban puestas las noticias. Fue espantoso. Era una masacre. La mayor ocurrida en nuestro país desde la Guerra Civil. Fue entonces cuando algunos ya por fin tomamos conciencia de lo ocurrido. La mayoría espontáneamente nos concentramos en Plaza Nueva y allí coincidimos con la repulsa de los políticos. Si de algo me di cuenta fue de la unión de todas las fuerzas políticas en el andén del ayuntamiento y de sus caras de consternación por la tragedia. Ya reflexionando me di cuenta que las elecciones eran el domingo. La campaña electoral se suspendía.

El atentado suponía una carnicería que rompía con la fiesta de la democracia. El atentado contra esos trenes rojos y blancos, rojos de sangre y blancos de espanto, teñía de luto y de sangre el país a tres días de las Elecciones Generales. Suponía un golpe a la democracia, un golpe a la libertad de los ciudadanos que se iban a manifestar con el voto en las urnas. Venía a producir un paréntesis en el normal cauce de la vida de España. Traía un antes y un después. ¿Pero que día era?

El calendario marcaba el 11 de marzo (11 M), la fecha y la magnitud de la catástrofe nos recordaba otro día lamentablemente histórico, el 11S. ¿Era casual esa fecha o se trataba de un atentado preparado para la efeméride? El día era estratégico: marcaría a España un día once y la golpearía días antes de los comicios, pudiendo llegar a producir una ruptura en el proceso democrático.

Pero no lo lograron. El pueblo se echó a la calle, los ciudadanos inundaron con verdaderas mareas humanas los espacios públicos de todas las ciudades de España. Los silencios eran elocuentes, los gritos rasgaban las almas, las manos en alto eran una verdadera declaración de intenciones, todas las pancartas clamaban que en este país nadie quiere terrorismo. De Norte a Sur y de Este a Oeste, el país se estremecía de dolor. 12 millones de españoles se echaban a la calle.

Siempre se ha dudado del ser español. De la existencia de un sentimiento de unión nacional. Se hablaba de que los estadounidenses son más patrióticos que lo españoles. Con esta barbarie producida en la capital de España el golpe ha sido dado a todos los habitantes del territorio nacional por igual. Hacía tiempo que no se veía a todos los españoles unidos. En la televisión testimoniaban muchos que nunca se habían sentido tan españoles como en esta ocasión. Era un orgullo ver como en las manifestaciones se empuñaba la bandera de España enlutada, poder ver a ciudadanos anónimos envueltos en el símbolo de todos. Un símbolo que muchos miran con recelo porque estuvo 40 años secuestrado por un régimen político dictatorial y opresivo, que usurpó el poder constituido por la legalidad democrática de la II República. Era admirable como después de tantos años esa bandera era de todos porque todos sentíamos el dolor que inundaba la nación. A nadie le daba vergüenza salir con nuestra roja y gualda porque todos se sentían españoles y a los españoles se les había hecho daño.

La vida humana es inesperable e impredecible. Nada es previsible. Se dice que el hombre propone y Dios dispone. En cuestión de segundos nuestra existencia puede cambiar radicalmente. En un día como hoy todos estaríamos en una pacífica jornada de reflexión de cara al domingo de votaciones. Pero no. La inhumana salvajada de unos pocos que no dan la cara, el descaro de unas bestias infernales nos ha llevado al día más triste de la democracia española. Tres días de luto, tres días aciagos, tres jornadas de llanto por la sangre derramada por las 200 víctimas y por los más de 1400 heridos. Tres días negros fueron la antesala con la que los ciudadanos acudieron a las urnas. El voto fue nuestro mejor arma. Aunque todos votamos aquel día llenos de rabia.


En este enlace visitaréis el sitio donde recopilamos varios artículos escritos ese mismo día ESPECIAL 11M

3 comentarios:

Xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx dijo...

Como si lo hubiera vivido...

Extremeno Romano dijo...

Querido amigo sevillano,
te agradezco mucho este reportaje porque es un testimonio de la dramatica experiencia que vivio directamente en sus carnes la gente de Madrid y todos los espanoles de rebote. Ese dia 11-M la barbarie golpeo directamente a los ciudadanos de Madrid pero el golpe y el dolor lo sintieron todos los espanoles. Incluso yo mismo vivi ese dia la incredulidad y la impotencia de quien esta lejos de la patria y tuve que limitarme a ser testigo mudo de semejante crueldad. Haces bien en recordarlo para que no se apague la memoria de unos hechos tragicos y desgarradores que fueron la expresion de una violencia mas bestial y despiadada todavia que la demostrada por nuestros terroristas del norte.
Pero el comportamiento pacifico y sereno del pueblo espanol causo verdadera admiracion en toda Europa. Espero solo que nuestros politicos no olviden la leccion de civismo, solidaridad y union que el pueblo espanol dio en esa circunstancia. Y se convenzan de que nuestro pueblo no quiere guerras ni enfrentamientos, sino vivir en paz y en libertad, respetando la convivencia y la union entre todos los espanoles.
Extremeno Romano

camaradeniebla dijo...

yo recuerdo el 11m, como madrileña, como una de las sensaciones más angustiosas que he vivido.
me desperté tarde, y me habían llamado amigos de todo el mundo. Mis hermanos se fueron a donar sangre, y yo tuve que ir a llevar a una chica a la estación de metro de chamartín.El día anterior había estado en Atocha.
Todo el mundo tenía miedo, se notaba en el metro, en como la gente se miraba.
Me pasé dos semanas enteras llorando y con angustia.