10 agosto 2007

El circo de la miseria


La televisión es espectáculo... y cada día en los hechos noticiosos lo inusual, lo llamativo, lo escandoloso, lo soez o la miseria más absoluta es lo que prima. Desde que vengo cubriendo llegada de pateras desde hace algo más de un año siempre es lo mismo. Espera de la Salvamar en el puerto, desembarco de inmigrantes, atención humanitaria de Cruz Roja, búsqueda de declaraciones, y vuelta para enviar... Los plumillas pendientes de la cifra: las millas en las que fueron interceptados, el número de hombres y mujeres, la existencia de menores, la procedencia... todo dato es necesario y si es escabroso mejor. Los cámaras pendientes de la imagen, del niño que llora, de la madre que pide a su hijo, del tiriteo bajo una manta, de los pies descalzos, de la herida o quemadura o del presunto desmayo. Todo para hacer más espectacular la información. Cuando la noticia está para emitirse y valoras lo que has escrito, te das cuenta que sólo das cifras y poco más, todo acompañado de la imagen de gente casi defallecida. Poco se escarba en porqué viene esta gente, qué motivos les lleva a emprender una travesía de la que no saben si llegarán con vida a puerto. Después de una patera el último párrafo de la información suele decir así: "...Para iniciar los trámites de repatriación". ¿Y para qué hacen ese viaje? Puede perder la vida en el intento, una vez que llegues, las autoridades te devuelven a tu país... No sé, pero lo cierto es que cada día vivimos el mismo espectáculo del circo de la miseria de los inmigrantes. Por cotidiano apenas le damos importancia. Nosotros mientras tanto cambiamos de canal o bebemos un sorbo de Coca-Cola.

1 comentario:

Maru Serrano dijo...

Imagino que esta pobre gente, además de estar desesperada y en una situación de suma pobreza, debe estar muy desinformada. El engaño es lo que prima en las negociaciones para traer "sin papeles". Y la responsabilidad es de todos: del indiferente que cambia de canal, del que viaja dentro del cayuco, de que los trae, de las autoridades. Pero nadie hace nada ¿Por qué? Porque no conviene.