Este traje de luces perteneció al mítico matador de toros, Manolete. Es sólo un botón de muestra de la amplia colección del Museo Juan Barco que desde Almendralejo se ha trasladado estos días a Espartinas dentro de la I Feria del toro bravo y Mundo Flamenca. Una feria que auna tradición y modernidad de una fiesta que hunde sus raíces en la noche de los tiempos y siempre presente en la cultura hispánica.
Del toro y su muerte, se pasa a la fiesta y la elegancia de sus mujeres a través de Mundo Flamenca. Una pasarela en la que se dan cita las novedades del único traje regional que admite modas. Es una buena oportunidad para que jóvenes promesas de este sector se abran puertas y den a conocer su trabajo. Eso lo sabe muy bien Mariví Salmerón, una joven de Tomares que trata de hacerse hueco en la alta costura de la moda flamenca y que ha sido galardonada por su espíritu emprendedor dentro de la comarca del Aljarafe.
La música también tenía su rincón. Las cajas de perscusión y los tamboriles rocieros dan el ritmo, el toque flamenco, el de una tierra que tiene un compás de tres por cuatro. El justo para que revuelos de volantes den colorido a la fiesta. Compás de vida y muerte, compás de color y alegría, de sentir y convivencia.
Convivencia que pasa por el vino. Vinos del Condado de Niebla, jóvenes del Aljarafe o de soleras del marco de Jérez. Y el cante..., pero no el reglado. Sino el que nace expontáneo en los ratos de júbilo. Entre las bodeguillas de la muestra alguien cantaba con sones de fandango. Guarnicionerías, anticuarios, mantones, pinturas... y mucho arte se respira estos días en Espartinas.
Su plaza de toros, compendio de tradición y funcionalidad, sorprende gratamente al visitante. En ella se dan cita los espectáculos taurinos. Siendo en sí misma un homenaje a la afición taurina del pueblo y a uno de sus afamados hijos. Juan Antonio Ruiz y toda la dinastía Espartaco, a la que está dedicado el albero espartinero.
Del toro y su muerte, se pasa a la fiesta y la elegancia de sus mujeres a través de Mundo Flamenca. Una pasarela en la que se dan cita las novedades del único traje regional que admite modas. Es una buena oportunidad para que jóvenes promesas de este sector se abran puertas y den a conocer su trabajo. Eso lo sabe muy bien Mariví Salmerón, una joven de Tomares que trata de hacerse hueco en la alta costura de la moda flamenca y que ha sido galardonada por su espíritu emprendedor dentro de la comarca del Aljarafe.
La música también tenía su rincón. Las cajas de perscusión y los tamboriles rocieros dan el ritmo, el toque flamenco, el de una tierra que tiene un compás de tres por cuatro. El justo para que revuelos de volantes den colorido a la fiesta. Compás de vida y muerte, compás de color y alegría, de sentir y convivencia.
Convivencia que pasa por el vino. Vinos del Condado de Niebla, jóvenes del Aljarafe o de soleras del marco de Jérez. Y el cante..., pero no el reglado. Sino el que nace expontáneo en los ratos de júbilo. Entre las bodeguillas de la muestra alguien cantaba con sones de fandango. Guarnicionerías, anticuarios, mantones, pinturas... y mucho arte se respira estos días en Espartinas.
Su plaza de toros, compendio de tradición y funcionalidad, sorprende gratamente al visitante. En ella se dan cita los espectáculos taurinos. Siendo en sí misma un homenaje a la afición taurina del pueblo y a uno de sus afamados hijos. Juan Antonio Ruiz y toda la dinastía Espartaco, a la que está dedicado el albero espartinero.
1 comentario:
A este paso Espartinas va camino de convertirse en la capital de Aljarafe en lo que a exposiciones y congresos se refiere.
Muy buena crónica León. Deberias de publicar tus articulos en la revista de la sociedad sevillana, "Escaparate", creo que es su nombre, pero para ello déjate el apellido lñargo de León de las Indias que sabes que viste mucho.
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