La ciudad y sus gentes viven en un constante ir y venir, el diario agetreo de casa a la oficina, de compras o simplemente un paseo se convierte en una carrera de siluetas anónimas que corren sobre el gris pavimento en todas direcciones hacia una cita, normalmente vacía de afectos. Pocos se conocen, pocos se saludan y nadie tiene tiempo para pararse porque la prisa es un mal de nuestra época. Ella, con su perro, su cesto y su piel de plata se muestra quieta frente al gentío. Sólo torna su semblante para ofrecernos una sincera sonrisa o regalarnos una mágica rosa.
3 comentarios:
Sin duda la nueva Avenida de la Constitución se convertirá en otro punto estrategico para todos estos artístas callejeros. Esperemos que a ninguno se lo lleve el tranvia por delante.
La verdad que llevas mucha razón león de las indias, pues son personas que intentan ganarse algo haciendonos reir, y estan en el anonimato.
Un Saludo
Po no que se me parece esta mujer a la capillera. ¿Pluriempleo?
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